Os pongo en situación (por que seguro que esta serie de artículos os sorprenderá); nos encontramos en una cafetería Jordi, Jaume, Alury y un servidor, hora del café y sobre la mesa el debate sobre la enseñanza actual en España ¿trata la educación pública todos los aspectos necesarios para la formación de un individuo? ¿trata de anular la educación privada la libertad de pensamiento del sujeto?¿es clasista esta división?
Comienzan el debate, ideas contrapuestas y todo fluye con normalidad hasta que escucho hablar de un concepto de la que no tenía idea: Las Comunidades de Aprendizaje. Llegado el momento he valorado hacer un post sobre las mismas pero al final he optado por una alternativa diferente: invitar a Jordi a participar en el blog con una serie de artículos sobre las mismas y este es el resultado.
Las Cominudades de Aprendizaje (por Jordi Sanz Fenoll)
La LOE (LEY ORGÁNICA 2/2006, de 3 de mayo, de Educación expone, en el preámbulo, que todos los ciudadanos tenemos derecho a una educación de calidad para todos, en condiciones de equidad y con garantía de igualdad de oportunidades. También recalca que para lograr lo anteriormente expuesto es fundamental la participación de la comunidad educativa junto con el alumnado, las familias, el profesorado, los centros, las Administraciones, las instituciones y la sociedad en su conjunto. PAPEL MOJADO.
Y digo papel mojado porque la realidad no casa con la declaración de intenciones de esa LEY heredera de la LOGSE que tan bien hizo a los que hoy intentamos hacer algo con nuestras vidas…
Para empezar, es una hipocresía hablar de equidad cuando existen dos tipos de escuela: la escuela de élite (como ejemplo, una escuela privada o una pública en el barrio rico) y la escuela gueto (La escuela pública de Añaza). En el primer tipo de escuela se educará a los hijos de las clases pudientes para que en el futuro ocupen puestos de poder como políticos, accionistas de multinacionales, jefes, banqueros, etc. Al segundo tipo se le enseña cuál es su lugar en el esquema social, es decir, a ser el peón, el subordinado, el explotado. Esta visión del sistema educativo reproductor de las desigualdades de la sociedad fue propuesta por los sociólogos Bowles y Gintis (ellos lo nombraron “teoría de la correspondencia”) que, a su vez, tomaron los ideales estructuralistas de Marx, los que decían que la educación está sujeta a las necesidades de la producción.
En segundo lugar, detrás de la aparentemente positiva palabra “igualdad de oportunidades” se esconde una de las prácticas organizativas que más ha dañado al sistema educativo, los programas de diversificación curricular. En la Ley se citan de la siguiente manera: “para atender al alumnado con dificultades especiales de aprendizaje se incluyen programas de diversificación curricular desde el tercer curso de esta etapa […]. En este supuesto, los objetivos de la etapa se alcanzarán con una metodología específica a través de una organización de contenidos, actividades prácticas y, en su caso, de materias, diferente a la establecida con carácter general (cap. III art. 27).” Eso significa, sencilla y llanamente, segregar a los alumnos según sus carencias (y no centrarse en sus posibilidades); el currículum diferenciado, el ACI, las aulas taller o los programas de Cualificación Profesional Inicial (no nos engañemos, los famosos Programas de Garantía Social) para mayores de 16 años sin título de ESO etc., son algunos de los ejemplos de esa “diversificación” cuyo resultado es, sí, una aparente igualdad de oportunidades en lo que concierne al acceso a la educación, pero la realidad es la desigualdad de resultados al finalizar la etapa obligatoria así como la desmotivación del alumnado y, por ende, el abandono escolar.
Slavin (creador de “Success for All”, programa para promover la escuela inclusiva) dijo ya en el año 1992, cuando aún la anterior Ley se estaba desplegando: Los grupos de nivel son inefectivos. Son perjudiciales para muchos estudiantes. Inhiben el desarrollo del respeto interracial, del entendimiento y de la amistad. Debilitan los valores democráticos y contribuyen a la estratificación de la sociedad (Braddock & Slavin 1992: 14). Hace 20 años que la comunidad científica nos viene avisando del peligro de separar al alumnado según el rendimiento.
Afortunadamente la lucha por conseguir una educación igualitaria y equitativa real no es una utopía. Existe una corriente Pedagógica crítica con el sistema educativo imperante pero que a la vez plantea modelos de cambio. Propone una educación inclusiva, igualitaria, participativa, de respeto de la diferencia (pero sin segregación) y de fe democrática (creer que el cambio es posible).
Aunque existen muchos proyectos de transformación de los centros educativos que parten de esos ideales, el presente artículo se centra en una práctica educativa en especial, Las Comunidades de Aprendizaje; se trata de un proyecto de transformación social y cultural de un centro educativo y de su entorno para conseguir una sociedad para todas las personas, basada en el aprendizaje dialógico (con el diálogo se construye conocimiento), mediante una educación participativa de la comunidad, que se concreta en todos sus espacios, incluida el aula.
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