Cuando descubrí que Dani Martín (frontman de El Canto del Loco) era el principal protagonista de Sinfín comencé a temer por las pocas neuronas que me quedan sanas; arriesgándome a perder la totalidad de mis neuronas me dispuse a su visionado.

Como podéis observar sigo escribiendo, lo cual quiere decir, que por lo menos me quedan dos neuronas (una para las vocales y otra para las… las como se llamen). He de reconocer que no es una película ni emocionante, ni buena, ni mil-cosas-más pero sí se deja ver, en gran medida por sus secundarios quienes convierten la cinta en cercana (me refiero sin duda a Nancho Novo y a El Sevilla, cantante de Mojinos Escocios y ocasional bailarín).

Otro de los puntos que hace fuerte a Sinfín es su banda sonora y no, no me refiero a las canciones de Dani Martín, me refiero a ese Sabina sonando de fondo, a Quique González cantándole al desamor aunque no lo sepa, me refiero a Piratas… a esa banda sonora.

Pero lo estáis esperando con ganas, “a ver cuando Dawidh destripa a Dani Martín” pues chicos la verdad es que no está mal; evidentemente no es actor y se nota, nunca se llevará un Goya ni ningún otro premio pero en Sinfín se defiende, quizás porque está muy acostumbrado a estar sobre las tablas de un escenario. Cuando Dani está sobre el escenario nos lo podemos llegar a creer, el problema es cuando el cantante actúa en ese momento Sinfín suena a un videoclip donde Dani es un dios menor… en esos momento el señor Martín se convierte en un muñeco de plástico.

Es indudable que Sinfín es una de esas cintas sobre músicos llenas de tópicos: el batería tonto, las grupees, las malvadas discográficas… pero también es una cinta de temática extraña en el cine español por ello:


Por cierto, lo de la tensión sexual entre Laura y Rafa es realmente: lamentable; la verdad, se podían hacer ahorrado una historia tan sumamente previsible.