Recuerdo cuando en el mes de enero me acerqué al Teatro Leal para ver el nuevo proyecto de Marwan: 4 Bajo Par, en el que el cantautor hispano-palestino comparte escenario con tres cantautores canarios: Luis Quintana, Sergio Alzola y Diego Ojeda. Ojeda fue, de los tres, el que más llamó mi atención y me prometí acudir a su concierto cuando pasase por aquí.
Y Diego Ojeda volvió a La Laguna este pasado sábado, esta vez no al Leal si no al Búho Club y esta vez no venía acompañado de tres cantautores más si no de su último EP: Semáforos en Verde, un EP de 6 canción que como el mismo nos contó en su entrevista servirá de puente entre su primer trabajo (“Escaparate”) y su siguiente trabajo que verá la luz a medidos de 2012.
Comenzó el concierto con la canción que cierra Semáforos en Verde: Besos Baratos, para seguir leyendo un poema, cantando, jugando con el público, contando historias de aeropuertos, historias propias o historias inventadas, paseando con Semáforos en Verde, pasando de nuevo ante su Escaparate.
Así durante algo más de una hora cuando Diego Ojeda decidió poner punto (y seguido) a su concierto con ¡Ay Habana! Para entre aplausos de los asistentes abandonar el escenario del Búho Club.
Diego Ojeda se declara un chico fácil en esto de la música y por ello salió de nuevo al escenario, aunque duró unos segundos, entonces Diego decidió descender y convertirse en uno más, tocar allí sin micro y cara a cara; un par de canciones y cerró tocando de nuevo la canción que da título a su trabajo: Semáforos en Verde, una canción que cantó a coro con los allí presentes a los que les deseó una vida de eso mismo, de semáforos en verde.
Repaso ahora la discografía de Diego Ojeda: una maqueta (Sin Prisa), un disco (Escaparate) y un EP (Semáforos en Verde) y busco Restos pero no está ¿Qué es Restos? Pues probablemente una de las mejores canciones que he escuchado en mucho tiempo (en este estilo de música) y que si cantase Pedro Guerra o Ismael Serrano sería una de esas canciones que los seguidores de la canción de autor tomarían como himno.
Está claro que Diego Ojeda no es un ídolo de masas, no es un Justin Bieber en potencia, pero tampoco lo pretende; Diego Ojeda es como uno de esos amigos que con sus historias (y con su guitarra en este caso) consigue que sonrías cuando llevas un día de perros, ese amigo que te ayuda a olvidar la semana tan horrorosa que llevas o lo estúpido que es aquel personaje, un amigo al que te encanta escuchar.
Crónica escrita para el portal musical Muscana
1 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?