Tras abandonar Conducta Cero el escenario fue el turno de la ilusión y no, no me refiero a que una banda llena de ilusión saliese a escena, no, hablo de Eladio Torres pero ¿Quién es Eladio Torres y qué hace aquí? Pues bien Eladio Torres es ilusionista y oriundo de La Orotava pero vayamos a la segunda pregunta (¿qué hace aquí?) pues los chicos de Los 40 Principales tuvieron la idea de amenizar el cambio de back-line con un mago… bueno, que queréis que os diga la idea no es mala, es cierto que lo normal en los festivales es que entre los grupos aparezca un DJ (habitualmente famoso y habitualmente Chema DJ quien habitualmente pone canciones de sus amigos consiguen que los allí presentes lleguemos a coger manía a algún que otro grupo) que amenice la espera pero a falta de DJ’s buenos son magos…

Y tras el espectáculo de cartas llego el momento más bizarro de la noche cuando un Fran Baraja bajaba las escaleras del Auditorio ataviado con pajarita, gafas de sol y botas vaqueras pero tan solo vistiendo un calzoncillo… yo, desconocedor de esta afición del señor Baraja al exhibicionismo, no podía dar crédito a lo que ante mis ojos estaba sucediendo: un hombre en paños menores lanzando tangas de su grupo al público, un pirata con un loro sobre el hombro…

Pero Fran Baraja y La Banda Reparte son mucho más que un hombre en calzoncillo que hace chiste fáciles, son músicos capaces de tocar un blues, capaces de convertir una pieza folklórica en un rock a la antigua usanza, capaces de hacer una de esas rumbitas que te hacen mover los pies de manera nerviosa y es que Fran Baraja y La Banda Reparte son capaces de alegrar un funeral.


Chistes, rock y mucho show, un show que roza lo freak como sacar a Pepe Benavente (sí el mismo Pepe que anuncia el Danacol) a cantar su superhit Quiero Matar a Pepe; y es que Fran Baraja y la Banda Reparte pide el asesinato (a besos y abrazos) de Pepe Benavente como le hace una oda a esa mujer que te roba el mechero por la noche… sí, Fran Baraja y la Banda Reparte consiguen que el público congregado en el Auditorio se postrase a sus pies (y que incluso las más osadas lanzasen su ropa interior); sin duda el triunfador de la noche.