Pagafantas

Sinceramente, cuando me senté ante Pagafantas esperaba una de esas películas en las que un nerd sigue a la chica más guapa de la disco y e...


Sinceramente, cuando me senté ante Pagafantas esperaba una de esas películas en las que un nerd sigue a la chica más guapa de la disco y esta llora sobre su hombro sobre sus problemas sentimentales hasta que en un momento, cuando el pardillo se da cuenta que nunca tendrá nada con ella, surge el amor y la pareja vive feliz y como perdices como en los cuentos de hadas. Si a esto añadimos que Pagafantas es una producción española está claro que además veríamos un par de tetas cada 12 minutos.

Pero no, aunque Pagafantas sigue la estela del pardillo y la guapa no es así, o por lo menos no del todo (aviso: si buscáis tetas, aquí no las hay elegid una película de la ministra Sinde y allí podréis encontrarlas), Pagafantas es una cinta que hemos visto mil veces pero entonces ¿por qué resulta divertida? Pues no lo tengo demasiado claro aunque sé que atizarle indiscrimidamente a Enrique Bunbury tiene algo que ver con ello (y lo dice que se crió con Héroes del Silencio y que sigue la carrera de Bunbury).

Además está claro que los personajes son realmente cercanos y es que Chema es un personaje tan arquetípico como cercano, un personaje que además tiene una química sensacional con su compañera de reparto Sabrina Garciarena (Claudia). Y es que está claro que para hacer humor no es necesario tirarse eruptos o que tus padres te pillen como en American Pie, porque sí, Pagafantas tiene ese aroma a cinta yanqui de adolescentes salidos pero no por ello se deja arrastrar por los errores de la misma.

Pagafantas se sale del modelo tradicional de comedia española, va más allá del sexo entre tíos y tías, es incluso por momentos inteligente… por ello, y contra todo pronostico, he decidido:


Por cierto, una cosa en la que no se ha hecho hincapié es en la escogida banda sonara de la cinta: Manos de Topo, Antonna, Los Punsetes…

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