El Artista Torturado, de Joey Goebel (o como conseguir escribir desde la entrañas)

Paseando por la librería de una gran superficie comercial me encontré, entre la colección completa de las novelas de Anne Rice, un libro que...

Paseando por la librería de una gran superficie comercial me encontré, entre la colección completa de las novelas de Anne Rice, un libro que respondía al título de El Artista Torturado… desde el primer instante por algo que no entendía ese libro me llamó la atención.

Lo tomé entre mis manos y lo giré para leer las loas que aparecen en las contraportadas de los libros estas hablaban de Taxi Driver, de Tarantino, de sufrimiento y de arte… miré de nuevo la etiqueta y coloqué el libro en la cesta de la compra.


A los pocos días mientras me dirigía en el tranvía al trabajo saqué el libro de mi mochila y comencé a leerlo. ¡Increíble! No había concluido la primera página y ya quería saberlo todo de Harlan, de Vincent y de los proyectos de Nuevo Renacimiento para ser sinceros he de decir que me entregué a El Artista Torturado con una voracidad inusitada.

Comenzado por su premisa principal, esa que dice que las mejores obras de arte nacen del dolor y siguiendo por los constantes reproches hacía la actual (in)cultura social El Artista Torturado te atrapa en su juego sin saber demasiado bien cómo será el resultado de la partida.

El Artista Torturado profundiza en el idea que une el dolor al arte y viceversa. A menudo hemos escuchado (incluso puntualmente vivido) que el dolor hace mejor al artista; la creatividad aflora cuando nos sentimos miserables, solo o ambas cosas.


Y es que El Artista Torturado es además una voraz crítica a la (in)cultura actual, esa que nos bombardea constantemente a través del cine, la radio o la televisión (e incluso a través de nuestros ordenadores en muchos casos), una crítica en clave satírica y sádica a partes iguales, con un discurso que no evita golpear a nadie: medios de comunicación, directivos, artistas… y es que Goebel vuelca toda su frustración contra ese mundo en este libro, escribe con mala leche tratando de ajustar cuentas y eso se nota porque en el fondo, el postulado de El Artista Torturado es real: cuando se escribe con las entrañas se hace mucho mejor.

Es muy probable que El Artista Torturado no se trate de una obra maestra de la literatura, probablemente nunca llegue al gran público pero os puedo asegurar que se ha convertido en uno de mis libros favoritos.

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