El Afgano, de Frederick Forsyth

Retomamos la lectura como cada mañana en el tranvía, esta vez ha tocado leer: ”El Afgano” , un superventas escrito por el británico Frederic...

Retomamos la lectura como cada mañana en el tranvía, esta vez ha tocado leer: ”El Afgano”, un superventas escrito por el británico Frederick Forsyth.


”El Afgano” no lleva al interior del extremismo islámico, incluso nos presenta a Osama Bin Laden, pero no se queda solo en la presentación del líder de Al-Qaeda, no, nos presenta a su cúpula, a los enviados de esta, a los fanáticos, al chico de los recados, a un señor que pasaba por allí y se coló en el libro, a aquel perro que duerme plácidamente la siesta pero que en realidad es un “terrorista durmiente”… vamos, que no bombardea con nombres y nombres y más nombres, da igual que sean árabes, estadounidenses, finlandeses, malayos… todos tienen un nombre, un apellido… dando lugar así a 1001 historias paralelas, que se cerraran o no dependiendo de la evolución que tengan estas sobre la trama principal.

Pero por si fuera poco con los miles de nombres con los que somos bombardeados, Forsyth es cuando se saca de la manga mil y un datos políticos-tácticos-estratégicos, llega entonces el momento de hablar de armas (con todas sus características), batallones, batallones fantasmas, tribus asentadas en las montañas de Tora Bora, banderas de conveniencia, nombres de barcos, medidas de los mismos…


¿Qué quiero decir con ello? Que el señor Forsyth se pasa de informador; no sabemos si se trata de una novela de ficción o de un documental de los servicios secretos destinados en Oriente Próximo que tienen como principal misión salvar al mundo (y por consiguiente a la raza humana) de esos seres que recitan una y otra vez el Corán sin plantearse si realmente sus actos son correctos o no. Tantos datos no consiguen que nos enganchemos a la novela, todo lo contrario, consigue que nos cansemos de la misma ya que la trama principal, la del señor Martin, nuestro afgano, no avanza (de hecho, hacía el final se precipita que es muy diferente).

Llega un momento que al ver tanta información dices: “leches, será importante para algo de la trama” y no, no te equivocas, es muy importante. tanta información tiene un fin muy concreto: despistar y que no nos demos cuenta de que la trama principal es una mierda escrita en servilletas de papel de un bar a la que se le ha cargado con tanta información que la hemos estirado a más de trescientas páginas. Vamos, que ”El Afgano” es un relato de segunda cargado de información innecesaria y desconcertante.

Si me permitís el consejo: no perdáis el tiempo con ”El Afgano” buscad mejores lecturas, que no os engañen con lo de “best-seller” o “del escritor de…”.

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