Midnight in Paris es la propuesta de este otoño 2011 de Woody Allen, una película por encargo, rodada lejos de su hábitat natural (Manhattan) en París como bien muestra su título. Una cinta que demuestra que los años pasan para todos pero no de la misma manera.

Antes Allen aparecía en sus propias películas, en algunos casos sus actuaciones eran geniales, sin embargo en otros… como decirlo sin herir a nadie, sus actuaciones eran mediocres; con el paso de los años, Allen ha decidido no aparecer en pantalla y mantenerse tras la cámara “¿y qué?” os preguntareis, que ahora admiramos sus historias y no solo al Allen personaje. Y no hay duda que la historia de Midnight in Paris está realmente bien, escrita y dirigida por Allen demuestra que el setentón de gafas de pasta está realmente en forma.

Comencemos: Midnight in Paris es una maravillosa guía de viaje para todos aquellos que un día queremos ir a París, Allen nos lo enseña todo: el París de Museos, de palacios, de fotografías, el París de los años 20 e incluso el París de comienzos del pasado siglo y buena parte de ello bajo un prisma bohemio… dibuja París como una ciudad de artistas, en el pasado, en el presente y en el futuro.

Alury se quejaba del comienzo de Midnight in Paris largo y tedioso para ella, y es que el neoyorkino a ritmo de jazz nos muestra las postales más típicas de París como antesala de la huída al París de los años 20, un París cargado de tópicos pero a la par encantador y sobre todo que nos encandila desde el primer momento. París es un pastiche de intelectuales que pierden glamour al trato pero que ganan personalidad y humanidad, son dioses convertidos en mortales. Allen desmitifica a los genios, a todos menos a uno: a él mismo y es que ha hecho una cinta como las de hace 20 ó 30 años pero que sigue siendo igual de romántica, de cómica y de genial… Allen tiene el secreto de la eterna juventud.

No lo sé, es lo de siempre, pero Midnight in Paris:


Pd.: Adrien Brody está genial dando vida a Dalí, Salvador Dalí “¡ri-no-ce-ron-tes!”