El Régimen del Unión Baloncesto Laguna (IV)

Durante la pretemporada se han sucedido las lesiones, con mayor o menor gravedad, siempre hay alguien renqueando: uno de mis jugadores se ro...

Durante la pretemporada se han sucedido las lesiones, con mayor o menor gravedad, siempre hay alguien renqueando: uno de mis jugadores se rompe la clavícula y otro el tobillo, por ello, y como es lógico en un club serio, me pongo en contacto con el coordinador y pido a dos junior para completar mis entrenamientos. Para no generar problemas el entrenador del junior (Heriberto Fernández), el presidente y yo nos reunimos para seleccionar los junior que subirán a entrenar: se escoge a Alejandro Herrera y Lucio de la Rosa, con los que se tendrá una reunión en la que estarán presentes ambos jugadores y los respectivos entrenadores y se les explicará a qué equipo pertenecen y cómo serán sus horas de entrenamiento.

¿Por qué pierdo el tiempo hablando de esta reunión si es lógica? Pues exactamente por eso, porque es lógico que se hable con un entrenador cuando sus jugadores van a doblar o jugar en otros equipos del club, o por lo menos yo lo veo lógico pero parece que todo el mundo no, ya que algunos de mis jugadores (Rafa Sosa, Hauche Fernández, Juan Reyes o el mismo X) han jugado en el equipo del presidente (sí, Moisés Mora es presidente, coordinador deportivo, entrenador y jugador… y es que quien mucho abarca…) sin que nadie se haya puesto en contacto conmigo. De hecho, alguno incluso jugó sin la pertinente ficha.

Comienza la liga y se produce el choque entre ambos equipos. Ganamos, terminamos el partido recibiendo diversos cortes de manga del entrenador rival, quien se encaraba con un junior y quien, durante todo el partido, estuvo provocando a los jugadores de mi equipo y a mí mismo e incluso celebrando las canastas como si de Euroligas se trataran. El enfrentamiento era latente para la directiva y para la grada. La relación pasó de fría a inexistente.


Segundo partido de liga. Jugamos en La Orotava, segunda victoria de la temporada, el jugador conocido por X no juega lo que él considera necesario y así me lo hace saber. El jugador y yo tenemos una conversación en la que se tratan diversos puntos para que el número de minutos cambie, enfatizo que se trata de un problema de actitud. Desde mi punto de vista la actitud del jugador sigue siendo la misma en la tercera jornada y juega lo que desde mi punto de vista se merece. El partido de la tercera jornada trajo consigo la primera derrota, una derrota merecida pero en la que la actuación arbitral fue un tanto rara. Terminado el encuentro Moisés Mora se acerca a mí y me felicita por dos motivos: el primero, por la defensa que hago del club frente al menosprecio arbitral y, la segunda, por tener un grupo de jugadores que van a muerte conmigo. Un mes más tarde me destituía porque “es lo mejor para el club”…

Nos acercamos al nudo de la historia, ahora es cuando las cosas se ponen turbias…

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