El Régimen del Unión Baloncesto Laguna (V)
17:22:00
En medio de la semana de descanso de la competición, me reúno con el presidente y le cuento que quiero dar de baja a un jugador de mi plantilla y que me gustaría que ese jugador pasase a formar parte de la plantilla del 1ª insular (equipo que ha cambiado de entrenador por problemas de minutos de varios jugadores, entre los que se encuentra el propio presidente, eso sí, la versión oficial es otra) que tan solo tiene 8 fichas; me preguntan que de qué jugador se trata: le cuento que es sobre Ismael Gil, quien se ha luxado el hombro y que tiene para dos meses mínimo. Tras hablar de las buenas condiciones del jugador se me dice que sí, que se puede hacer ese intercambio y que el club está dispuesto al mismo… viendo la disposición del club, explico que me quedo con Ismael, pero a quién no quiero es a X, que su actitud es negativa, que el grupo lo rechaza y que tan solo me genera conflictos. El presidente se niega en rotundo.
¿Os acordáis que antes habíamos hablado de la novia del presidente? Sí, ahora ella no está en paro: encontró trabajo, una vez comenzado el curso, en el colegio en el que el padre de X es director (o jefe de estudios). En ningún momento pongo en duda la profesionalidad del colegio o de la profesora, pero a la realidad me remito.
El presidente me dice que X debe jugar más minutos y me lo pide como un favor personal, de hecho la frase exacta es: “es el único favor personal que te he pedido”, en ese momento le recuerdo que la inclusión de ese jugador en el equipo ya fue un favor y él esgrime que su novia está trabajando gracias al padre de ese jugador. Accedo a que, si se produce un cambio de actitud en el jugador, cosa que yo no veo posible, el jugador disputará más minutos.
Siendo empático, entiendo que quiera pagar el favor pero ¿por qué no lo paga él? ¿por qué quiere que lo pague mi equipo? Entiendo que cada uno debe pagar sus favores… eso hubiese sido mucho más lógico y, probablemente, las cosas no hubiesen terminado de la manera que lo han hecho.
En ese momento la relación entre entrenador y directiva, vamos, con Moisés Mora, se convierte en una relación muy tensa más aun cuando el señor Mora y yo somos compañeros de trabajo en otro club de La Laguna y la implicación de ambos no es la misma, su maravillosa frase del año pasado claro lo deja: “este no es mi club, yo aquí vengo a ganar dinero, mi club es el Canaima” y es que aunque le guste decir que el club es el “Unión, que representa la unión del baloncesto en La Laguna” su club sigue firmando bajo el nombre de Club Baloncesto Canaima.
Todos estos sucesos han terminado con mi destitución el pasado viernes, una destitución en la que el único motivo que se me da es “que por el bien del club consideramos que no debes seguir con el equipo”. En la reunión en la que se me comunica la destitución, se me comenta que es una decisión tomada con anterioridad y que ya tengo sustituto (al que no conozco) pero que al club no le gustaría que rompiese de manera radical con los jugadores y le gustaría que siguiese pasando por los entrenamientos… ojiplático me quedo, señores ¿qué pretenden con esa clase de comentarios? Mentir a la cara una vez más, ya que la misma persona que me pide que no rompa “relación de manera radical con los jugadores” es la misma que prefiere que no le comunique mi destitución al equipo y, que por lo tanto, que no me despida del mismo.
6 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?