Pues esta mañana he puesto fin a mi última lectura matutina en el tranvía, esta vez se trataba de En El Blanco del archiconocido Ken Follet. Debo reconocer que he sido muy reticente con este libro y es que tenía claro que no me quería encontrar con la segunda parte de Los Pilares de la Tierra, libro, al que sin ningún tipo de lógica, he cogido ojeriza.

Y es esto exactamente lo que, probablemente, ha jugado a favor de En El Blanco y es que esta se ha convertido en una novela entretenida (que no buena) para amenizar mis viajes en tranvía. ¿Por qué diferencio entre entretenida y buena? Pues por unos motivos muy sencillos: En El Blanco ha hecho mi trayecto matinal más llevadero, por lo tanto me ha entretenido, pero no nos equivoquemos, En El Blanco no deja de ser una de esas cintas de sobremesa que ocupa los domingos Antena3 o Telecinco y es que la novela, como la película en el caso de existir, es totalmente previsible y cargada de personajes típicos y tópicos.

Al principio la historia promete: farmacéuticas, investigación, alta tecnología… poco a poco se va deshinchando: incluimos armas de destrucción masiva, cierto toque islámico… pero poco a poco abandona todo esto para centrarse en un grupo de matones y básicamente en los sentimientos de una familia, vamos, que acaba siendo un pasquín de casi 500 páginas cargado de salvadores, salvados, amor e incluso un poquito de sexo para terminar el libro.

En El Blanco llega a nosotros con ese sellito en la tapa que pone Best-Seller, mucho más pequeño que el nombre del autor, y es que no nos engañemos, esta novela se ha vendido en grandes cantidades porque viene firmada por el hombre que escribió Los Pilares de la Tierra y es que si fuese yo quien hubiese escrito En El Blanco la crítica no sería tan benévola conmigo y os puedo asegurar que las ventas serían mucho menores.

Conclusión: En El Blanco es una novela ideal para leer en un tranvía cargado de niños de instituto, señoras que van al hospital a visitar a una prima de la consuegra de su marido ya fallecido y personas que hablan por el móvil como se manifestantes del 15M fueran… lectura fácil, amena y liviana.