La Soledad de los Números Primos, de Paolo Giordano

La pasada semana puse fin a la primera novela del año: La Soledad de los Números Primos , la opera prima del italiano Paola Giordano con la ...

La pasada semana puse fin a la primera novela del año: La Soledad de los Números Primos, la opera prima del italiano Paola Giordano con la que ha alcanzado fama mundial; y es que este título es una de esas “novelas imprescindibles” que nos encontramos en los estantes de las libraría de nuestra ciudad (aunque yo me la encontré bajo el árbol de navidad).


La Soledad de los Números Primos nos narra las vidas paralelas de dos jóvenes aislados del mundo que debido a un fortuito suceso cruzan sus vidas. Desde ese momento la relación entre ambos se convierte en especial, y es que sin tener nada, ellos lo tienen todo el uno en el otro.

Tras leer esto pensareis que La Soledad de los Números Primos se trata de una historia de amor, pues no amigos no, La Soledad de los Números Primos es todo lo contrario, es una historia de desamor, soledad y tragedia. Una novela que se desvive por mostrarnos cicatrices: las ajenas, unas en el cuerpo y otras en el alma, y en cierta medida nos abre las puertas para que nosotros mismos descubramos las propias.

Pero quizás el punto más a resaltar sea el final. Muchos dicen que el final que nos plantea Giordano no les ha gustado, quizás porque le hubiese gustado leer una novela rosa, otros hablan de metafísica, del alma de las personas, de… pues ni tan peludo, ni tan calvo: Giordano no busca el happy-end, de hecho no busca un final, simplemente se “cansa” de contarnos la vida de dos personas solitarias y aisladas, a veces por el mundo y a veces por si mismas.


Creo que la La Soledad de los Números Primos es como una montaña rusa: comienzas a subir, subir, subir y parece que no tiene fin (muy probablemente estos sean los dos primeros bloques de la narración) para después caer de golpe y de nuevo subir y bajar, con algún looping que nos deja cabeza abajo hasta de nuevo llegar al principio, a la soledad inicial. Sí, va de más a menos pero incluso en ese menos tiene grandes momentos.

Por cierto, La Soledad de los Números Primos me ha recordado mucho a Tokio Blues (otro dato más para leerla o para detestarla de antemano).

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