Siempre he querido ser un toy-boy como lo fue Ashton Kutcher para Demi Moore y además me portaría bien, no buscaría salir en portadas, ni en la MTv, ni nada por el estilo… yo a lo mío, a dar cariño y abracitos. Dicho esto toca hablar de Mi Segunda Vez una cinta donde Zeta-Jones se echa un toy-boy, quien en la cinta responde al nombre de Aram, un veinteañero con unos ojos azules increíbles (una cosa es ser hetero y otra diferente gilipollas, el chico tiene unos ojazos y es justo reconocérselo).

Pero pasemos a Mi Segunda Vez la cual podríamos resumir contando la historia de Demi Moore y Ashton pero metiendo por medio a un niño de Bangladesh con cara de chiste; eso y ciertas escenas de lucimiento corporal de Catherine Zeta-Jones es lo único que “aporta” al cine Mi Segunda Vez. Y es que Mi Segunda Vez no triunfa como comedia romántica en ningún momento, ya que si en algún momento esta cinta te saca una sonría es gracias a la relación entre nuestro Aram (nuestro toy-boy de turno) y los hijos de Shandy (a la que da vida Zeta-Jones).

Pero debo decir que sí ha habido algo en la cinta que me ha gustado: el viaje alrededor del mundo de Bartha: por un momento recordé Slumdog Millionarie y sonreí feliz, probablemente fue la sonrisa más grande que solté durante todo el metraje de la cinta. Tras mucho deliberar (esta afirmación no tienen porque ser verídica) he decidido otorgarle a Mi Segunda Vez:


Y sí, tranquilas actrices de renombre, tras ver Mi Segunda Vez sigo queriendo ser toy-boy.