Los Cinco Discos Imprescindibles de... Sergio J. Gil Gil

Bajistas, cantantes, guitarristas... todos ellos están ahí arriba mientras algunos abajo también trabajan. Sergio J. Gil Gil (por Yeyo tambi...

Bajistas, cantantes, guitarristas... todos ellos están ahí arriba mientras algunos abajo también trabajan. Sergio J. Gil Gil (por Yeyo también le conoceréis) es un ejemplo de ello y es que Yeyo pertenece a esa raza de personas que ven el concierto a través de su objetivo y que añade a cada canción el "click" de banda sonora de su cámara. Hoy en los Cinco Discos Imprescindibles de... Sergio J. Gil Gil quien deja a un lado (no por mucho tiempo) su cámara y nos invita a descubrir su fonoteca:


Chronicle Vol.1 (Creedence Clearwater Revival, 1976)


Creo que fue el primer disco en el que no me sobraba ninguno de los temas. El primer disco que me compré desde que pude y que guardo como oro en paño. Con el paso de los años, me sigo encontrando con la reconfortante voz de John Fogerty en cientos de películas (imposible olvidar Fortunate Son en Apocalipsis Now). Jet y Kings of Leon les deben mucho.

Blood Sugar Sex Magik (Red Hot Chili Peppers, 1991)


Es escuchar este disco y sentir como la adrenalina me rebosa por los orejas. Frunciante y los suyos hicieron una joya redondita y aunque han seguido haciendo magníficas canciones, nunca han podido superar semejante bomba sonora -en mi opinión.

Bien, mejor (Los Deltonos, 1992)


Fue escuchar “No puedo esperar” en la radio y sentir un flechazo. Blues y rock más propio de otras latitudes, hecho en español y con unas letras muy canallas. Una joyita.

El Espíritu del Vino (Héroes del Silencio, 1993)


Después que U2 nos librara del “tedio” de los max-mix de la época, Héroes del Silencio irrumpieron en el panorama nacional -luego lo hicieron a nivel mundial- con un rock más típico de los grupos anglosajones, con letras eclécticas en español y con un directo demoledor. Este disco marcó un antes y un después -para mi- en la valoración de los grupos de rock en español.

Pequeño (Bunbury, 1999)


Cuando me consideraba un rockero infranqueable, cuando no le perdonaba aún a Enrique Bunbury que abandonara la banda más exitosa del rock español, sacó este disco pensando que sería lo último que haría en esto de la música. En la primera escucha solté lo típico que suelo decir cada vez que cae en mis manos alguna nueva obra de Enrique: ¿qué coño ha hecho este tío? ¿Dónde está el rock? Pero con las escuchas aparecían matices que mis oídos -hasta entonces- no eran capaces de captar. ¿Quién decía que no le gustaba la copla, el cabaret, las mezclas étnicas...? Zas, en toda la boca. “De mayor” me sigue transportando al niño que fui alguna vez.

Artículo escrito para el portal musical Muscana

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