Desde el primer momento Blitz lo deja claro: “policía asesino contra asesino de policías” reza su cartel, así que quien quiera ver el último experimento de Lars Von Trier, o una cinta del movimiento Dogma ya no se confunde, en Blitz la cosa está clara (por si al ver a Statham en el cartel no nos había quedado la cosa suficientemente clara).

Blitz quiere vendernos a Statham como el hijo bastardo de Harry, El Sucio pareando a los malhechores de la ciudad con unos métodos inusuales (a la par que sucios). La verdad es que Blitz comienza de manera brutal, no se sabe demasiado bien si el Sargento Brant es de los bueno o de los malos, suponemos que de los buenos porque le reparte a unos niñatos que intentan robarle el coche pero siempre queda la opción de que se trate de un psicópata… y es que en cierta medida lo es.

Pero en la vida siempre hay alguien más chulo, es esta caso Blitz, el asesino de policías, y es aquí donde Blitz y Brant generan su acción. Lo que viene siendo: dos canis de barrio midiéndose la… la chulería (¿qué pensabais que iba a decir?).

Blitz parece una mierda, pues no, no lo es… o por lo menos no lo es hasta que nos metemos en las historias secundarias que no hacen más que estancar el relato. Y es que ya sabemos: quien mucho abarca poco aprieta… que hubiese pasado sin tan solo matara el inspector? O si la adicción de Falls? La verdad es que sería lo mismo y nos quedaría más tiempo para la relación que se establece entre Brant y Nash, una relación que es de lo mejor de la cinta.

Aceptable también es el personaje de Blitz, más por las pintas que por lo que hace o dice pero no hay duda que da buena replica. ¿Tópico? Evidentemente pero entretenido a fin de cuentas.

Por todo ello y porque Nash (Paddy Considine) tiene estilazo a la hora de vestir, he decidido otorgar a Blitz: