Cualquier Día
17:07:00
Algo golpea tu descanso. Suena una y otra vez. En ese momento decides abrir los ojos pero tus parpados no te responden. Lo intentas de nuevo, la claridad te ciega. Dolor. Anoche no apagaste la luz, tampoco te quitaste las lentillas, te has dormido sobre el libro de Boris Izaguirre y ahora tienes el filo de sus hojas marcado en tu cara. Te arrastras al baño y te metes en la ducha. Pero la ducha no te despierta, quieres volver a la cama, deseas volver a la cama pero sabes que no puede ser.
Sales a la calle. Nadie te saluda, nadie te sonríe. Es lógico, tienes cara de perro. Entras al bar. Un cortadito, jefe. Suena Pepe Benavente y tus ganas de matar aumentan de nuevo. Discusión penalti o no. Messi jugón, Pepe paredón. El camarero se olvida de tu bocadillo de queso blanco. Hambre. Dejas un euro en la barra, te llevas el periódico. Es tu venganza por dejarte sin bocadillo y sobre todo por Pepe Benavente y su gallo.
Esperas con desgana al primer tranvía. Tienes que ir a trabajar. Luz. Agua. Facturas y comida. A tu lado dos mujeres hablan de sus respectivas operaciones. No escatiman en detalles. Anestesia. Puntos. Drenajes. Postoperatorio. Ya sabes tanto de medicina como Ramón y Cajal. Sabes de medicina y de la Pantoja y Paquirrín.
Ya dentro abres con desaire el periódico. Recortes, recortes y recortes. Despiertas por fin. Miras a la mujer biónica. Examinas desde lejos su cadera de titanio. La miras a los ojos y le plantas “señora, apague la televisión y abra un libro”. Te bajas en la parada. No es la tuya. Te da igual. Paras el primer taxi. Le dices que te lleve a casa. A tu cama arrugada. Pero nadie te escucha. El taxista discute por el manos-libres. Pepe paredón, el Barça otra vez campeón. Decides volver a casa caminando. Decides que hoy es el primer día del resto de tu vida por que hoy es cualquier día.
0 seres inteligentes han dicho y tú, ¿a qué esperas?