Sesión vermú-anecoico de la mano de Best Boy

El niño de El Sexto Sentido miraba con ojos temerosos a Bruce Willis y decía que en ocasiones veía muertos, aquello resultaba raro e incluso...

El niño de El Sexto Sentido miraba con ojos temerosos a Bruce Willis y decía que en ocasiones veía muertos, aquello resultaba raro e incluso perturbador para el pálido chaval. Pues en ocasiones, casi tan excepcionales como en las que se ven muertos, ciencia y cultura se dan la mano.

Lo más melómanos conoceréis la existencia de una canción del grupo Tool titulada "Lateralus" que sigue la sucesión de Fibonacci, la cual es una secuencia de números en la cual cada número que conforma la sucesión es el resultado de la suma de los dos número precedentes. Durante los casi nueve minutos y medio que dura el tema encontraremos elementos relacionados con dicha sucesión como que por ejemplo el riff de guitarra comienza en el minuto 1:12 que serían los tres primeros elementos de la sucesión de Fibonacci o que el ritmo del mismo es un 9-8-7 siendo el número 987 otro elemento de la sucesión... y así los comienzos cantados o las sílabas o... pero bueno, esos son cosas de Tool y su "Lateralus" no de Best Boy en la Escuela de Telecomunicaciones.


Pero hablemos del evento que hoy nos ocupa: esta sesión vermú se llevó a cabo en el CUVI, ese lugar aislado cercano a Vigo donde podemos encontrar tanto caballos en libertad como estudiantes disfrutando de un clima privilegiado que ya le gustaría al Londres más sombrío de Jack El Destripador, concretamente en la cámara semi-anecoica de la Escuela de Ingenieros de Telecomunicaciones. Pero ¿qué es una cámara anecoica?

Una cámara anecioca es un habitación diseñada para absorber la totalidad de reflexiones producidas por las ondas acústicas en cualquiera de sus superficies. Además la cámara está aislada de cualquier fuente de ruido exterior generando así un campo libre de sonidos; es decir, en una cámara anecoica no existe el eco, por lo tanto, con la luz apagada sería imposible saber las dimensiones del habitáculo, por ejemplo. Como hemos comentado en el párrafo anterior, en la Escuela de Telecomunicaciones podemos encontrar una cámara semi anecoica ya que el suelo de la misma no está “modificado” para la absorción de las ondas; así entramos en una estancia cuyas paredes y el techo estaban recubiertas por pequeñas pirámides metálicas agrupadas de tres en tres pero con un suelo normal, un lugar llamativo pero que, con la puerta abierta, no genera ningún tipo de sensación fuera de lo normal. Pero ¿qué pasa cuando cerramos la puerta?

Pero la sensación al cerrar las puertas es bien diferente y realmente complicada de explicar, quizás lo más aproximado sea compararlo con el momento del despegue de un avión, cuando nuestros tímpanos sufren por el cambio de presiones. Pero esa sensación que termina al cabo de unos minutos en el avión en la cámara semi anecioca es constante. Y así, encerrados en esa burbuja espacial los chicos de Best Boy (@BestBoy_Band) compartieron con nosotros dos canciones: “Cross the Border” y “Excuse”.

Fotografía extraída del Facebook de Best Boy

Pero el experimento comenzaba antes de la primera nota. Comenzaba con un minuto de silencio, no en honor de nada ni de nadie sino para adaptarse el silencio (o a la ausencia de ruido) de la cámara, como horas después comentaba una amiga “las cámaras anecoicas son lugares en los que puedes escuchar tu propia sangre circulando a través de tu cuerpo”, quizás este comentario es demasiado radical pero lo cierto es que, por ejemplo, el sonido del diafragma de una cámara de fotos réflex suena como si realmente se disparase un arma. Tras este minuto de silencio comenzaron los primeros acordes de “Excuse”.

Ángel Sánchez, vocalista de Best Boy, comentaba que el ambiente era agresivo para su voz y que habían tenido que bajar las canciones. Y que incluso entre los dos pases (el primero fue para estudiante de Telecomunicaciones) tuvieron que abandonar la sala ya que las sensaciones que la cámara le transmitían no eran positivas. Pero en cambio, del lado contrario, los espectadores disfrutábamos de un concierto totalmente limpio donde cada instrumento sonaba manera pulcra sin que ninguna sonido sucio exterior interfiriese. Incluso pudimos percibir perfectamente la mayor presión en las cuerdas del bajo o como Lucas Fernández accionaba los pedales para dar texturas a su guitarra.

Sin duda una experiencia diferente para banda y público donde cultura y ciencia se dan la mano para generar sensaciones distintas a las que podemos vivir en cualquier sala de conciertos o garitos que pueblan la geografía. Pero la experiencia de Best Boy no será la única ya que los chicos del Festival Sinsal llevarán a esta cámara al grupo folk Caxade y a los electrónicos Ulobit, así que si os interesa vivir una experiencia diferente estaros atentos a las redes sociales donde podréis encontrar más información de los eventos que organizan desde Sinsal Festival.

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