Sin duda lo más interesante de 3:19 Nada es Casualidad son los créditos iniciales, una secuencia llamativa de animación con voces en francés; el resto de la cinta pasa sin pena ni gloria, con momentos interesantes y otros en los que la cinta se hace lenta quizás porque es una cinta plagada de clichés y tópicos vistos una y mil veces.

Una cinta que en ningún momento llega atrapar al espectador (por mucho que aparezca el Duque* de Sin Tetas…) y es que 3:19 Nada es Casualidad en ocasiones parece seguir el estilo de Tu Vida en 65’ pero nunca llega ni a la genialidad ni a la sorpresa de esta (y muchísimo menos a la banda sonora) convirtiendo a la cinta en una serie de casualidades deslavazadas a las que no se les encuentra un sentido claro.

Y es 3:19 Nada es Casualidad no aporta nada quizás sí, una manera diferente de enfrentarse a la muerte pero lo más seguro es que con el paso de un par de días ya se nos haya olvidado.

*Por cierto, aquí Miguel Ángel Silvestre, vamos, el Duque, habla con un tono normal e incluso es capaz de hacer olvidar a ese personaje encorbatado que sale (o salía) en las promos de la cadena “amiga”