El Libro de Eli (The Book of Eli)

De nuevo, y como Ășltimamente nos tienen habituados las super-producciones de Hollywood, nos trasladamos a un futuro apocalĂ­ptico no muy leja...

De nuevo, y como Ășltimamente nos tienen habituados las super-producciones de Hollywood, nos trasladamos a un futuro apocalĂ­ptico no muy lejano. Y es que en El Libro de Eli nos encontramos, al igual que hacĂ­amos en La Carretera, con un futuro desĂ©rtico donde el agua es un bien escaso y en el que un hombre sigue su camino hasta un mundo mejor. Al igual que en The Road nuestro hĂ©roe estĂĄ dispuesto a todo para conseguir su objetivo; el de Mortensen la salvaciĂłn de su hijo, el del Washington la entrega de un libro (pasados los minutos y con algo de atenciĂłn descubriremos de cual se trata sin demasiado esfuerzo).


Visualmente El Libro de Eli me ha resultado realmente atractiva, ese mundo post-apocalíptico lleno de polvo y de una luz desgarradora es realmente interesante y consigue como pocos nuestra atención... quizås porque en el fondo sabemos que nuestro mundo, el real, el que cada mañana pisamos podrå llegar un día a ser eso: un gran desierto lleno de polvo y carreteras inservibles. Como espectador esperamos el próximo escenario, la próxima secuencia... queremos saber como serå nuestro mundo futuro, queremos saber que no viviremos, queremos saber si el futuro es un western del antiguo oeste: con su salón, con su cårcel...

Pero las connotaciones religiosas matan a nuestro evangelio, perdĂłn, querĂ­a decir a nuestra pelĂ­cula y es que el Libro de Eli divaga entre ser un pastiche religioso y una pelĂ­cula de violencia gratuita (y es que la escena de la mano es un tanto gratuita). Y es que no se define, no sabemos si pretende ser una versiĂłn post-apocalĂ­ptica de La MisiĂłn o un Mad Max con los ideales de Rouco Varela (¿a quĂ© se parece al personaje de Gary Oldman?)

Y sĂ­, probablemente El Libro de Eli no sea una gran pelĂ­cula pero de lo que no hay duda es de que Denzel Washington es realmente bueno y sabe actuar, incluso por momentos logra rescatar una cinta que tiende constantemente a la deriva y la incoherencia supina (no, no hay agua pero sĂ­ electricidad o gasolina).

El Libro de Eli lo intenta, incluso a veces lo consigue pero el gran problema es que estas veces son pocas... QuizĂĄs si se hubiese decidido entre aniquilar a los malos o salvar la moral humana otro gallo nos hubiese cantado pero este gallo, al igual que el gato de los primeros minutos, terminan de la misma manera: en las brasas y no en mi lista de buenas pelĂ­culas.

pd.: ¡que grande Tom Waits!

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