Dicen que si las cosas funcionan no es necesario cambiarlas y probablemente en muchos aspectos de la vida o en ciertos negocios es así pero hay otros, el cine por ejemplo, en los que esa cita no es del todo cierta ya que podemos caer en la confección de una cinta vista ya mil veces y carente de interés para el espectador y es que Sunshine Cleaning suena a ya vista y es que de nuevo se nos intenta vender ese aire tan indie que nos traían Juno o Pequeña Miss Sunshine; ya lo hemos visto, ya nos lo sabemos y ese frescor es aquí como los escenarios de los suicidios: un hedor. Es tal el regusto a ese cine que el papel de abuelo idealista corre de la mano de Alan Arkin quien ya hacia de abuelo en la anteriormente mencionada Pequeña Miss Sunshine.

Sunshine Cleaning no suma, no arriesga, no tiene estilo o mejor dicho, elimina aquel estilo tan poco común de esas pelis indies que tan buenas críticas obtuvieron para darle un aire políticamente correcto que mata el humor negro y a los personajes extravagantes del cine así etiquetado.

Además Sunshine Cleaning no elegí su camino, no nos muestra a las hermanas pequeñas del Señor Lobo y mucho menos nos enseña a aquella familia de inadaptados que luchar por ser alguien en la vida. No emociona, no llena, no... tan solo se deja ir recitando la fórmula de otras para alcanzar el éxito desprovista de sentimientos y es que saberse la fórmula no quiere decir saber ni cómo ni cuando aplicarla.

Evidentemente Sunshine Cleaning vale mucho más que el 90% de la cartelera actual (sobre todo de la veraniega) pero es doloroso ver como quienes en su momento arriesgaron ahora se han acomodado en sus sillones de ejecutivos y buscan de nuevo lucrarse como han hecho sus predecesores a la espera que unos nuevos "rebeldes" los hagan marchar de su trono. SunshineCleaning no va más allá del malogrado cliché indie.