¡Salvemos a Quinín! (y III)

Hace unas semanas (quizás un poco más) algunos de vosotros os reiais cuando os contaba la historia de Quinín, el cerdo-perro de Dumbría (Cor...

Hace unas semanas (quizás un poco más) algunos de vosotros os reiais cuando os contaba la historia de Quinín, el cerdo-perro de Dumbría (Coruña)

Lo último que sabíamos es que su dueño había pedido 12.000 euros por la salvación del cerdo y evidentemente una cosa es salvar a un cerdo-perro y otra, bien distinta, es ser gilipollas. Lógicamente al señor Antonio Caramés, lo ofrecieron un dinero con el que podía comprar otro cerdo ya cebado a cambio de la libertad de Quinín y Antonio, probablemente sometido a un juicio mediático sin precedentes en su vida, aceptó. Y lo hizo con dos condiciones: que no lo mataran y que dejaran que todo el mundo lo pudiese ver; lógicamente la primera de las condiciones se cumplirá ya que ha sido el detonante de toda esta historia.

Los nuevos dueños de Quinín han preferido quedarse en el anonimato, comprando al marrano a través de un intermediario y contratando a una persona, Pedro Castro, para que le haga compañía y atienda todas las necesidades de Quinín.

Ahora Quinín pasea y retoza por su nueva casa de Carral, donde incluso le han construido su propia caseta en la que podrá resguardarse en las gélidas noches de invierno. Seguro que nunca ningún marrano fue tan famoso como lo ha sido Quinín, por lo menos en Dumbría.

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