El Invierno en Berlín (III)

Tras abandonar la Isla de los Museos tomamos Unter de Linden, en nuestro paseo encontramos el Palacio de la Ópera o la Biblioteca de la ciud...

Tras abandonar la Isla de los Museos tomamos Unter de Linden, en nuestro paseo encontramos el Palacio de la Ópera o la Biblioteca de la ciudad, para dirigirnos a una de las paradas más importantes del día (y seguramente del viaje): la puerta de Brandemburgo. ¿Quién no ha visto alguna fotografía de ella? ¿Quién no conoce la famosa cuadriga que la corona? Nos quedaban unos metros para llegar a la pequeña plaza previa que antecede a la puerta pero mi vista ya estaba sobre la cuadriga… no sé porque, pero esa escultura siempre me había llamado la atención, la había visto en tantas fotos, en tantos documentales, en tantas películas. No sé si conocéis esa sensación de “después de tanto tiempo estoy aquí” eso es lo que me sucedía cuando la miraba, me apetecía tanto pararme frente a ella…


Tanto me sumergí en mis ensoñaciones que apenas me percaté de las banderas alemanas que ondeaban tras la puerta y que sirven como culmen al Reichstag. El Reichstag es el edificio que en la actualidad alberga al parlamento alemán; pero no nos detengamos ahora en el Parlamento Alemán, ya volveremos más tarde y ya hablaremos de su remodelación y demás quehaceres.

Pero las horas no dejaban de pasar y decidimos ir a comer (por lo que parece un poco tarde para las costumbres locales); a través de internet Javier descubrió un restaurante típicamente alemán donde he me he prometido volver (si continua abierto) en mi futuro viaje a Berlín, aún no programado pero que seguro que algún día sucede.

Por la tarde tuve uno de los descubrimientos más “excitantes” de este viaje: Tacheles. Tacheles es el centro cultural alternativo más impresionante que he conocido. Se trata de una antigua fábrica que en su momento fue okupado y que en la actualidad alberga en su interior galerías de arte, exposiciones, talleres creativos, un cine o un café. Antes de acceder a la viaje fábrica pasamos por el patio interior de la misma, donde actualmente podemos encontrar distintas esculturas hechas con materiales de la vieja fábrica; todo ello inundado por la música de los viejos casetes de nostálgicos hippies que allí venden sus creaciones (anillos, pendientes, collares…). Entrar en la propia fábrica es todo una experiencia, cruzar sus pasillos pintados o subir por sus viejas escaleras reforzadas con alambres mil veces utilizados, no saber muy bien a donde te diriges ni saber muy bien que te puedes encontrar detrás de cada puerta, simplemente caminar girado por la música … tras cada puerta encuentras un mundo diferente: una bohemia cafetería, un cine independiente, una sala creativa donde un artista pinta sus cuadros al son de la música electrónica que reproduce con su iPod u otro donde algún artista, vendido al capital te reclama un euro por entrar en su exposición… Tacheles es un universo aparte, un lugar que da paso a otros mundos, algunos cercanos a nuestra realidad, otros completamente opuestos.

Continuará
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