Siempre había pensado que Ultravioleta era la peor película a la que me había enfrentado más tarde apareció Guus Van Sant y sus propuestas (especialmente Last Days) y me plantee esta afirmación. Tras mucho pensar llegué a la conclusión que el problema con el director norteamericano quizás fuese mío pero que Ultravioleta seguía sin tener por donde cogerla.

Por primera vez y tras mucho meditar he encontrado una cinta que si no supera por lo menos igual al engendro donde Milla Jovovich era protagonista ¿queréis sabe el título de tal infamia? Skyline.

Skyline es una de esas cinta que hace un par de años estaban tan de moda: ciencia-ficción apocalíptica en tiempo real, vamos, que el fin del mundo llega hoy. ¿El resto de la cinta? Un guión deslavazado y poco creíble, unas actuaciones horrorosas… lo que viene siendo una cinta cargada de tópicos cutres y requemados que hemos visto mil veces desde que tenemos uso de razón.

Que sí, que técnicamente puede ser la leche, que no digo que no (aunque en algunos momentos suena a refrito de Matrix) pero es que argumentalmente es nefasta e incluso provoca la risa del espectador por momentos (ojo, no siendo esta la intención del perpetrador, perdón, director y guionista) llegando incluso a pensar que se trataba de una parodia de Independence Day, pero no, no es así.

Skyline me ha hecho replantear el uso de los gatitos sonrientes ya que es muy posible que con esta cinta pase como en esos JPGs que estamos acostumbrados a ver “Cada vez que una persona ve Skyline, un gatito muere”, arriesgándonos a la muerte de los gatitos hemos decidido:

Desde aquí me gustaría solidarizarme con todos aquellos que han pagado su entrada de cine y animarles a fundar una plataforma para la devolución del importe de la misma y por las posibles secuelas psicológicas que les haya podido producir la cinta.