Cine
Mapa de Sonidos de Tokio (Map of the sounds of Tokyo)
17:00:00
Hace unos días que quejaba de Avatar diciendo que el cine era mucho más que impactos visuales y eso exactamente es lo mismo que se le puede criticar a Mapa de Sonidos de Tokio; la última entrega de la publicista catalana Isabel Coixet es un impresionante trabajo de imágenes y sonido pero sin nada más que contar, bueno, sí, pero Coixet busca más la incomunicación entre los personajes dejando demasiados silencios muertos en el aire.
Y es que este paseo por Tokio no es el mismo al que nos lleva la maravillosa Lost In Translation de Sofía Coppola; Coixet nos lleva a los mercados de pescado, a los cementerios y a una vinoteca (sí, sí, como leéis, a una vinoteca en pleno Tokio). Ambos paseos tienen importantes puntos en común: en ambos Tokio es una imponente capital donde los extranjeros (o incluso los propios habitantes) se sienten perdidos y solos. Una soledad que Coixet remarca constantemente incluso en los momentos que nuestros protagonistas comparten.
Y es que los personajes de Mapa de Sonidos de Tokio están poco trabajados, mucho menos de lo que Isabel Coixet tiene acostumbrados, son planos y sin vida. Rinko Kikuchi repite su papel de Babel, triste, silenciosa, extraña en un mundo de rascacielos y tecnología; una mujer que visita cementerios en silencio, vive con un microondas y quiere en silencio. Él es Sergi López y Coixet lo convierte en un ser bruto y desubicado, y creo que Sergi López lo sabe por eso no aporta un mínimo de credibilidad a su personaje, se dedica a recitar un guión sin darle ningún tipo de vida. Incluso, al final, López no nos trasmite nada, ni odio, ni desesperación, ni tristeza, ni… en ningún momento existe química entre los actores: el macho de pelo en pecho jamás aporta nada a la asocial y triste chica japonesa y viceversa.
Mapa de Sonidos de Tokio es eso: una guía visual de la portentosa capital nipona. ¿Cuenta algo? Sí, pero eso da igual, lo importante para Coixet son las postales que crea de este impresionante urbe. Echo de menos a Isabel Coixet, aquella que nos contaba Mi Vida Sin Mí o La Vida Secreta de las Palabras…
Por cierto, anoche, hablando con alguien, me decían que hay cintas que simplemente son poesía visual y que hay que aceptarlas como tal… ¿Qué pensará de Mapa de Sonidos de Tokio? ¿Nos debemos conformar con una Coixet que nos regala postales estériles de sentimientos y plagadas de luz? No lo creo.
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